lunes, 17 de junio de 2013

Tenemos que hablar de Kevin: el origen del mal

Turbadora. Creo que es el mejor adjetivo para describir la película de la directora Lynne Ramsay basada en el libro de Lionel Shriver. Una cinta inquietante que analiza si el mal puede ser innato; si algunas personas son malas desde que nacen y el tiempo simplemente se encarga de transformarlas en monstruos. A pesar de la educación de una madre paciente y dedicada. O debido precisamente a ello.

El comienzo de la película es extremadamente confuso. Los continuos saltos en el tiempo, la ausencia de diálogos y la presencia de la actriz Tilda Swinton —cuya inexpresividad potencia la sensación de confusión—, me tentaron en varias ocasiones a apagar la televisión. Pero merece la pena soportar el primer cuarto de hora, porque entonces se empieza a «disfrutar» de una cinta que aterroriza, pero de forma sutil, de forma turbadora.

Poco a poco uno va entendiendo la inexpresividad de Tilda Swinton (que hace una gran interpretación) y poco a poco la historia se va desenrollando para mostrar el origen del mal, como si de una novela de Faulkner se tratara. También contribuye a ello el magnífico y joven actor Ezra Miller (al que ya se analizó en Las ventajas de ser un marginado). Un prodigio de artista que con una simple mirada es capaz de poner los pelos de punta al tipo más duro. Especialmente dura es la escena en la que el adolescente mastica una fruta con perversa maldad, sabiendo perfectamente que su madre es capaz de entender que la fruta no es más que una metáfora del ojo de su hermana.

Quizá a la película le falten algunos elementos para saber si se trata de una crítica a la sociedad del éxito, a la educación que damos a nuestros hijos, a la excesiva permisividad que, en este caso, se concretaría especialmente en el papel del padre (John C. Reilly). Unos elementos que se intuyen pero que le faltan fuerza para considerarlos con demasiada seriedad. De lo que no cabe duda es de saber que estamos ante una película que no se recrea en las manifestaciones del mal, sino en su proceso de gestación.

Turbadora. Como el origen del mal, como los misterios del infinito e incondicional amor de una madre.

Un consejo: Es una película no recomendada para aquellos que estén pensando en tener un hijo.

El mejor consejo: Regalen libros a sus hijos en lugar de juegos susceptibles de convertirse en armas.

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